APAGA Y VÁMONOS
Cada día que pasa me convenzo de que el resto del mundo esta a la espera que un “Mariano Rivera” se suba a la lomita para salvar el partido que estamos metidos
Hasta no hace muchos años, los Yankees de Nueva York, el legendario equipo del beisbol profesional estadounidense, tenía una de las armas más temida en la figura del cerrador panameño Mariano Rivera. Mariano, no solo fue un jugador excepcional en cualquier diamante en el que jugara, sino que, entre sus grandes logros, en las Grandes Ligas, esta el de haberse convertido en el primero y único en la historia, de haber ingresado al Salón de la Fama del béisbol, con el 100% de los votos de quienes tienen derecho a votar.
Leyendo redes, artículos de diarios nacionales e internacionales y hasta en programas de opinión de la televisión, percibo que muchas personas han expresado su preocupación, indignación o impotencia, frente a lo que esta sucediendo, no solo en nuestra región, sino que en el mundo.
Esto nos lleva un estado de conmoción generalizado donde cualquier chispa podría encender una fogata, de aquellas que acostumbrábamos a disfrutar en nuestra juventud cuando íbamos a la playa o a la montaña con otros jóvenes que, al igual que nosotros vivíamos el momento y disfrutábamos de lo inesperado; es más, era lo que más hacíamos, como desafiando al futuro.
Cada generación ha tenido un momento, que marca un hito que hace que esa generación sea única. Así para los baby boomers, podría decirse que Woodstock fue la génesis o la cumbre de una generación, donde el amor libre, la ingesta de licor y drogas y la oposición a la guerra se combinaron con excelente música para marcar a esa generación. La misma que disfrutó a Los Beatles, quizás el mas emblemático grupo musical de la historia.
Esa fue una generación que creció sin preocupaciones personales y vivían para vivir y disfrutar el momento, sin preocuparse por el futuro.
Para sus padres, esa generación escuchaba música “diabólica” y no servía para nada. Que tan sorprendidos estarían hoy, al ver lo que aportó esa generación y las que le siguieron. Los géneros de música se sucedieron y podría asegurar que personajes como Juan Luis Guerra y Rubén Blades, por solo mencionar un par de los mas destacados, fueron quizás la cúspide desde donde, como es tradición, empezó el descenso de la calidad musical que tanto nos ha destacado como caribeños que somos.
Las actuales generaciones estamos siendo testigos de situaciones que muchos no logran entender. Muchos escuchan hablar de geopolítica y se preguntan para qué sirve o con qué se come. Escuchamos a amigos y vecinos sin paciencia, descalificar a los que no piensan igual que ellos. Vemos como llevamos a los puños discusiones insípidas, sin fundamento y lo que es peor, sin contenido, pues los argumentos muchas veces se basan en cápsulas o comentarios de imbéciles que publican en redes sociales, tratando de influir en la conciencia general.
Muchos gobiernos descubrieron que pueden incidir en las elecciones de otros países y la “indoctrinación” que antes se hacía en las universidades y plazas, ahora se hace en las redes. Los llamados “inluencers” se han convertido en líderes, magnates, expertos financieros y hasta dirigen países, seguidos por miles de borregos que no se toman el tiempo de por lo menos investigar, lo que leen o replican en redes.
El peligro que esto representa es que logran convencer a quienes se acostumbraron a que todo se lo dieran en las manos y bien masticadito, para no esforzarse.
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